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Esta meditación traerá un ritmo de lo positivo y lo negativo. A través de tus manos las fuerzas de las siete estrellas se conectarán en la corteza espinal, en la treceava vértebra que es la que controla el centro del corazón. La meditación no servirá de nada si al final no estiras tu espina lo más que puedas.
Como Yogui debes aprender cómo unir tu uo finito con tu yo infinito. Entonces lo finito te servirá y los cielos te bendecirán. El juego habrá terminado. No me preguntes sobre tu desempeño. En el futuro, tu desempeño como maestro será como el cincel martillando sobre la piedra. Al primer contacto con la piedra habrá una chispa. La piedra es el Ego, el Cincel es la impresión y el martillo es el Shabd, la Palabra. Ese ego será cortado y moldeado. La piedra se puede convertir en cualquier cosa.
Tu construyes tu carácter y es tu carácter el que crea la impresión. Deja que tu impresión sea que eres grandios@. Si tu presencia no afecta y crea una impresión, entonces no has aprendido nada. Tu presencia debe tener impacto y debe actuar en la persona por siempre.
Cómo hacer:
- Postura: sentad@ con la columna erguida. Levanta los brazos a un ángulo de 60º, la palmas van ligeramente hacia el frente y hacia arriba, los dedos tensos y bien separados. Los codos estirados y derechos.
- Drishti: ojos enfocados a la punta de la nariz.
- Mantra: canta Humee Hum Brahm Hum. Lleva la energía de los cielos hacia tu ser
- Tiempo: 11 minutos.
- Para terminar: Inhala profundo, retén el aire, estira y tensa la espina dorsal cada vez más. Trae la energía dorsal hacia tus dedos, exhala a modo de cañón. Repite esto dos veces más.
Del manual Meditaciones para el Nuevo Milenio